De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, Eurovision Song Contest 1997 es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
Muestra ideal para ejemplificar las bases gráficas que sustentan un logotipo bien hecho.
Eurovision Song Contest 1997 basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.