La belleza de este logotipo se basa en la justa importancia de sus vacíos dentro del cuerpo de la forma.
De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, The Village at St. Edward es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
The Village at St. Edward basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.